lunes, 4 de junio de 2012

Cinco consejos para cuidar a los bebés en verano


1) HIDRATACIÓN

El cuerpo de los bebés tiene una mayor proporción de agua que el cuerpo de los adultos, por lo que hay que tener más cuidado con una posible deshidratación en verano. 
Para evitar la deshidratación es conveniente que le demos al bebé agua mineral entre las tomas. También debemos mantener su piel hidratada con lociones o aceites naturales, ponerle ropa suelta y fresca, cubrirle la cabeza con pañuelos o gorros y no exponerlo al sol en las horas centrales del día.

2) PROTECCIÓN SOLAR

Los bebés tienen una piel muy sensible y fina, por lo que debemos protegerlos convenientemente de los rayos del sol. Para ello, podemos usar sombreros o pañuelos, gafas de sol adaptadas para ellos y ropa transpirable y ligera.
No nos podemos olvidar de la crema de protección solar. Aunque se recomienda usar como mínimo una protección de FPS 20, es mucho mejor usar una de FPS 40 o FPS 50.

3) GOLPES DE CALOR

El golpe de calor se produce por estar expuesto a temperaturas muy altas y puede llegar a necesitar tratamiento médico además de atención urgente para bajar la temperatura corporal.
A los bebés también les ocurre esto, por lo que debemos protegerlos de los rayos directos del sol, cubrirles la cabeza y estar en zonas frescas y sombreadas, evitando las horas más calurosas del día.

4) BUENA ALIMENTACIÓN

Los bebés pueden tener menos ganas de comer en verano, debido al calor. Pero no debemos preocuparnos ya que una comida copiosa puede sustituirse por varias comidas al día. Es muy importante que los bebés y los niños pequeños beban mucha agua en esta época del año, para evitar la deshidratación.
Es importante que le proporcionemos una alimentación rica en frutas de la temporada, preparándole zumos o papillas que incluyen también cereales. También es muy importante incluir en su dieta las verduras, en purés o caldos más frescos.

5) INTOXICACIONES ALIMENTARIAS

Debido al calor del verano, hay que extremar las precauciones con los alimentos porque las bacterias proliferan con el calor. Si el bebé ingiere algo de comida que ha podido ser mal conservada, puede sufrir una intoxicación alimentaria.
Por eso, si queremos llevarnos el alimento del bebé a la playa o la piscina, es recomendable utilizar para transportarlo una nevera o una bolsa térmica que conserve el frío.