viernes, 4 de mayo de 2012

SE ACERCA EL DÍA DE LA MADRE... ¿ERES UNA BUENA MADRE?


¡Descubre de qué pasta estás hecha como madre con este TEST de la revista Ser Padres! 


¿Qué esperan nuestros hijos?
La perfección para un niño varía en función de su edad, sus gustos, el momento del día... Cambia tanto que es inalcanzable. Además, tienen tres imágenes diferentes y buscan la perfección sólo en una de ellas, la imaginaria. 
La madre imaginaria: reúne todas las fantasías, ilusiones, ideas y sentimientos del niño hacia su madre.
La madre simbólica: es la mamá, con su alternancia de presencia y ausencia, la que permite que el niño comience a diferenciar entre él y lo que lo rodea y a constituirse psíquicamente.
La madre real: está formada por todo lo que la madre es fuera del pensamiento y del mundo de su hijo, lo que es mamá como mujer, como persona. Las quejas que recibimos se deben a que no nos ajustamos a las expectativas imaginarias de nuestros hijos, no actuamos según su ilusión (a veces porque consideramos que lo bueno para ellos no es lo que desean en esos momentos, y otras, por pereza).
Pero nuestra función en la vida de nuestros hijos va mucho más allá de complacerles en todo (además de que no podemos ser sólo la mamá imaginaria: la real y la simbólica también somos nosotras).

¿Qué podemos darles?
La madre construye un vínculo de unión con el niño que irá cambiando de forma a lo largo de la vida, aceptando al padre entre ambos. Él tiene la función de que no sea la madre «la única luz» para el hijo. Así, a medida que crece amado por sus padres, el bebé va encontrando otras luces (otros amores) que le permitirán una vida independiente de sus padres. Ese es el verdadero trabajo de una mamá: darle al hijo el amor suficiente para que sea una persona plena, capaz de ser feliz y de amar a otros (algún día a sus propios hijos).Y, mientras hacemos eso por nuestros retoños, ¡ellos se quejan! En fin, no nos preocupemos demasiado. Lo realmente malo para ellos sería que les dejáramos creer que somos perfectas. Una madre o un padre ideales cierran todos los caminos del hijo. Teniendo la perfección en casa, ¿qué vamos a ir a buscar fuera?. Lo mejor que hacemos por nuestros hijos es animarles a ir más allá de nosotros, de nuestros logros y, para eso, tenemos que permitirles ver también nuestras carencias. Que el hijo sepa de nuestros defectos es una de nuestras virtudes. Es una forma de decirle: «Tú puedes ir más lejos que tus padres». Es hablarle de nuestros deseos por él: «Porque no soy perfecta ni lo pretendo, te enseño que la vida está llena de imperfecciones y aun así es preciosa. Como precioso es mi amor por ti, que eres lo más importante en el mundo». Para ser una buena madre solo se necesita mucho amor y un poco de respeto.


Más info en: http://www.serpadres.es/familia/vida-en-familia/existe-madre-perfecta.html?eb_id=83871